viernes, 18 de abril de 2008

La guerra continua

En el año 1939 conocimos la escuela. Una escuela que era más un correccional donde los maestros utilizaban más el palo que la palabra, y por la tarde religión con el mismo estilo igual de violento.

A los trece años en 1943 el alcalde del pueblo además de falangista y estando en la iglesia arremete contra el hijo de un exiliado de la República dándole un cachete con toda su fuerza. Como yo era su amigo a mi medio otra. La reacción fué rápida: nos levantamos saliéndonos de la iglesia y no volviendo nunca más EN AQUEL INSTANTE CREO QUE NACE MI REBELDIA, AUN NO LO HE OLVIDADO.

Como habéis visto la guerra no terminó el 1939. Yo ví a las mujeres de los exiliados en número de 4 ó 5 pasearlas por las calles con el pelo a rape y con un guarda civil armado. Como castigo he conocido casos de acoso sexual a las mujeres que les pedían al cacique o falangista del pueblo un aval para su marido. He visto en el 44 como el pueblo se llenaba otra vez de soldados para que los maquis procedentes de la resistencia en Francia no entrasen en España.

Fue en este momento cuando un teniente chuleta que me escuchó hablar en catalán y me dio un puñetazo en la cara diciéndome "niño, habla en cristiano, no hables como los perros". A partir de aquel instante perdí mi infancia y pasé a ser adulto y empecé a pensar por mi mismo. Me quitaron la pubertad.
A modo de conclusiones:
Los supervivientes de aquella guerra fraticida tanto los pequeños como grandes yo creo que aprendimos a respetarnos incluso a humillarnos ante el invasor facista, cuando entraron en mi pueblo en enero de 1939. Nos consideramos afortunados porque en mi pueblo no entraron los moros mercenarios reclutados por Franco con derecho de conquista durante un día, cosa que hicieron en los pueblos vecinos con el consiguiente expolio de objetos de valor entre otras aberraciones.
Las humillaciones que padecimos duraron más de 40 años por obra del fascismo, fue la mano de aquellos niños de la guerra que en nuestro país en el año 1977 conquistamos la DEMOCRACIA -en mayúscula-. -Unos niños que a la vez que se hacían mayores nunca olvidaron lo que aquellos soldados les habían enseñado, luchando con nuevas formas por la democracia y la libertad en nuestro país que es España. Esta fue nuestra contribución al sueño de aquellos jóvenes soldados
que fueron asesinados en aquella cercana guerra civil.